A un mes de dejar el cargo, el presidente lanza una oferta de recompensa, mientras las familias acusan falta de avances y protección a militares involucrados en la desaparición de los normalistas.
A casi una década de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha ofrecido una recompensa a quien proporcione información sobre el paradero de los estudiantes. Este gesto, que podría interpretarse como un intento desesperado por cerrar su mandato con un avance en uno de los casos más emblemáticos de impunidad en México, llega en un momento de creciente tensión.
La semana pasada, tras una reunión fallida con las familias de los desaparecidos, el diálogo fue roto debido a la frustración ante la falta de avances y la presunta protección presidencial hacia los militares involucrados.
López Obrador, quien durante su último Informe de Gobierno reconoció que Ayotzinapa sigue siendo una “asignatura pendiente”, parece ahora querer apaciguar las críticas con una oferta que muchos consideran tardía e insuficiente.
Las familias, decepcionadas por las promesas incumplidas, han señalado que la propuesta de recompensa y protección es un mero distractor ante la falta de voluntad real para enfrentar a los responsables.
A un mes de que López Obrador deje el cargo, la herida de Ayotzinapa sigue abierta, y la posibilidad de que se haga justicia bajo su gobierno parece más lejana que nunca, aumentando la presión sobre su sucesora, Claudia Sheinbaum, para que tome las riendas de un caso que sigue siendo un símbolo de la corrupción y complicidad del Estado mexicano.