A pesar de contar con 18 legisladores federales, Zacatecas sigue sin ver resultados concretos; divisiones internas y falta de compromiso han dejado al estado en un limbo político.
La representación legislativa de Zacatecas en el Congreso Federal, con sus 18 diputados y senadores, parece más una ilusión de fuerza política que una realidad efectiva. Aunque este número debería traducirse en un compromiso significativo para impulsar el desarrollo del estado, la historia reciente demuestra lo contrario.
A pesar de contar con una amplia representación, los resultados han sido decepcionantes. La sobrerrepresentación otorgada por el INE a los partidos en el poder ha creado un grupo numeroso pero ineficaz, incapaz de actuar como un bloque unido en favor de Zacatecas.
Este grupo diverso, con diferencias ideológicas, ha sido incapaz de superar sus divisiones para trabajar en conjunto por el bien del estado. En lugar de ello, han preferido exhibir desencuentros y confrontaciones que solo han servido para degradar el debate legislativo. La falta de unidad y compromiso ha resultado en una representación fallida, donde las iniciativas y proyectos a favor de Zacatecas han quedado relegados.
Lo más preocupante es que, a pesar de este histórico número de representantes, no se advierten cambios significativos en su actitud o responsabilidad. En lugar de ser agentes de cambio, han seguido la línea dictada por sus partidos, sin considerar las necesidades urgentes de Zacatecas.
Este patrón de comportamiento, repetido sexenio tras sexenio, ha dejado al estado en un limbo político, sin avances concretos ni propuestas sólidas para su desarrollo. Es imperativo que estos legisladores asuman su rol con seriedad y trabajen colectivamente para el bienestar de su estado, o de lo contrario, seguirán siendo una fuerza estéril, más preocupada por sus intereses personales que por los de Zacatecas.