El controvertido titular de Cofepris asume la dirección del IMSS-Bienestar, prometiendo transformarlo en uno de los mejores sistemas de salud del mundo.
Claudia Sheinbaum ha generado reacciones encontradas con su reciente nombramiento de Alejandro Svarch Pérez como nuevo director general del IMSS-Bienestar. Svarch, quien hasta ahora se desempeñaba como titular de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), llega a este puesto con un historial en el sector salud que ha sido aclamado por algunos y cuestionado por otros.
Durante su tiempo en Cofepris, Svarch implementó medidas significativas, como la optimización regulatoria y la digitalización de procesos, además de gestionar la liberación de millones de dosis de vacunas contra la COVID-19 para México y otros países de América Latina. No obstante, su gestión también enfrentó críticas por la lentitud en la aprobación de medicamentos y las controversias alrededor de las decisiones regulatorias durante la pandemia, lo que ha dejado dudas sobre su capacidad para liderar una institución tan crucial como el IMSS-Bienestar.
En su discurso, Sheinbaum destacó la experiencia y el compromiso de Svarch con la salud pública, afirmando que su nombramiento es clave para continuar con la transformación del sistema de salud en México. Svarch, por su parte, prometió construir “uno de los mejores sistemas de salud del mundo”, una meta ambiciosa que ha sido recibida con escepticismo, dado el estado actual de la infraestructura y los recursos del IMSS-Bienestar.
Con el nombramiento de Svarch, Sheinbaum apuesta por un funcionario con experiencia en el manejo de crisis sanitarias, pero la pregunta que persiste es si su liderazgo podrá traducirse en mejoras tangibles para la población que depende del IMSS-Bienestar. En un contexto donde la salud pública enfrenta desafíos sin precedentes, este nombramiento podría ser un paso hacia adelante o, como temen algunos, otra oportunidad perdida para transformar el sistema de salud en México.